Darío Celis

Tiempo de negocios

Darío Celis

2 Ago, 2017

Proyecto ejecutivo del Paso Exprés, ¿dónde quedó la bolita?

 

Ya es un auténtico “misterio” la autoría del proyecto ejecutivo del malogrado Paso Exprés de Cuernavaca.

El titular de la SCT, Gerardo Ruiz Esparza, declaró al día siguiente del trágico socavón que el proyecto había sido elaborado por la empresa ORVA Ingeniería, a solicitud de Banobras, y entregado a Aldesa-Epccor, para su construcción. La coordinación del proyecto correría a cargo de SACC Ingeniería. Sin embargo, se conoce que “el proyecto” que se construyó fue modificado sustancialmente por la misma SCT, ya que, entre otras cosas, en un principio se trataba de una ampliación de cuatro a ocho carriles y, finalmente, se construyeron diez.

Además, se pavimentó con concreto hidráulico, cambios que, sin duda, significaron mejoras, pero que elevaron significativamente su costo. La Auditoría Superior de la Federación, en la revisión a la Cuenta Pública 2015, confirma que se hicieron cambios al proyecto. La instancia que encabeza Juan Manuel Portal, entre varias observaciones, indicó puntualmente que “…durante el proceso de ejecución de los trabajos instruyeron [la SCT] a la empresa contratista para que efectuara modificaciones al proyecto original…”.

No obstante, el consorcio constructor, léase Aldesa, de Antonio Rubio Fernández, y Epccor, de Juan Diego Gutiérrez Cortina, se deslindó públicamente diciendo que su contrato contemplaba exclusivamente la ejecución de los trabajos especificados de construcción y no el diseño del proyecto. Lo importante es saber en qué consistieron esas “modificaciones”, toda vez que, finalmente, lo que se considera como proyecto ejecutivo es precisamente aquel que se ejecuta, es decir: el que se le instruye al contratista que construya. Todo lo anterior, simplemente deja de ser el “Proyecto Ejecutivo”.

El jueves de la semana pasada la SCT hizo públicos dos discos con información del proyecto, en los que sólo pudo constatar que la obra que tuvo lugar en el kilómetro 93+800 no corresponde al proyecto original; más allá, se trata de una versión claramente modificada. Dentro de las empresas mencionadas está SACC Ingeniería que, como coordinadora de proyecto, se encargó puntualmente de hacer las modificaciones que finalmente derivarían en las instrucciones dadas al constructor.

De acuerdo con la normativa de la propia SCT, para la ejecución de las obras (N-LEG-3/16), “La Secretaría entregará por escrito al Contratista de Obra [constructor] los datos de construcción que se requieran para la ejecución de la obra; las especificaciones de construcción y todos los planos debidamente firmados por los responsables del proyecto, aprobados por las Autoridades competentes de la Secretaría”. Se entiende que un proyecto requiera modificaciones y más en uno tan complejo como el Paso Exprés, en cuyo caso el proyecto modificado pasa a ser el Proyecto Ejecutivo, y éste es el que hay que revisar contra lo que finalmente construyeron, además de los aspectos constructivos y de calidad de la obra.

Parece que la SCT quisiera formar una cortina de humo al escudriñar los contratos que las empresas mencionadas han tenido con el gobierno federal, esto para distraer del problema real que significó el fallecimiento de dos personas.

Pero la principal causa de la lamentable tragedia se debe a la clara negligencia e inacción de aquellos funcionarios que fueron alertados tres semanas antes, cuando las primeras evidencias del socavón se manifestaron y no actuaron como deberían.

Pero no sólo hay responsabilidad de los constructores y de la autoridad federal. También tiene su respectiva parte el gobierno de Morelos, que lleva Graco Ramírez, por la negligente actuación que tuvieron en el fallido rescate a cargo de su Dirección de Protección Civil.

A esta dependencia le tomó casi diez horas sacar a las víctimas. Si en el momento donde ya era innegable el problema se hubieran tomado las medidas preventivas que resultan evidentes, aun cuando ya se estaba formando el socavón, no se lamentarían ahora los decesos. Todo hubiera quedado en un problema técnico y constructivo.

ANIERM APOYA

No pierda de vista que la logística durante los procesos de exportación es fundamental para lograr un mayor nivel de eficiencia y productividad.

Para Arturo Pérez Behr, que dirige la Asociación Nacional de Importadores y Exportadores de México (ANIERM), una mala o poca competitiva logística puede destruir cualquier proyecto. En el umbral de lo que ocurra con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, afirma que la ANIERM, como actor involucrado en el comercio exterior, tiene un franco interés para con los exportadores del país.

Y agrega: “Los apoyamos con logística de productos, búsqueda de oportunidades de mercado, procesos aduaneros, financiamiento, así como ayuda para obtener los requerimientos de importación de cualquier país destino”. En otras palabras, dice que se deben revisar todos los procesos en conjunto con los importadores y los exportadores para analizar el riesgo de cualquier contingencia y lograr una mayor presencia a nivel internacional.

CEMEX PROVEE

Uno de los grandes proyectos constructivos en Francia se da en la región de Toulouse y se relaciona con la clínica La Croix du Sud. Ahí participa de forma relevante Cementos Mexicanos, que comanda Rogelio Zambrano. La firma regiomontana desarrolló una mezcla especial de concreto de alta fluidez para los muros del área de estacionamiento, que tienen una longitud de 14 metros de altura y, por una cuestión de estética, se optó por sustituir por juntas de concreto. En ese proyecto, los mexicanos echaron mano de una tecnología de concreto autocompactante, la cual han aplicado exitosamente en otras obras como la Torre Vitri, que es el edificio más alto de Panamá, y el City-Tunnel de Leipzig, Alemania. Cemex suministró más de 20 mil metros cuadrados cúbicos de concreto, incluyendo, por supuesto, la mezcla de concreto autocompactante desarrollado a la medida de La Croix du Sud.

 

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