Carlos Velázquez

Veranda

Carlos Velázquez

30 Abr, 2018

Cómo las autoridades apoyan o bloquean al turismo

 

La marca Tesoros de México, que agrupa a varias decenas de hoteles boutique, ha tenido una historia de altibajos; que va a la alza desde que Arturo Contreras llegó a la presidencia.

Su hotel Casa Fernanda, en Tepoztlán, es reflejo de su pasión por el servicio, el arte, la arquitectura y el rescate de las tradiciones pues, por ejemplo, en Morelos ha hecho un trabajo importante para poner en valor el trabajo de las cocineras tradicionales y sus técnicas ancestrales, como la llamada “cocina de recolección”.

Este viernes, los propietarios de la mayoría de los Tesoros de México en Morelos y Guerrero, se reunieron en Taxco en el hotel De Cantera y Plata, que desde su apertura dirige Edelmira Gómez y, que además de ser el mejor de la plaza, tiene una de las vistas más impactantes del país.

El propósito fue compartir técnicas gastronómicas entre los chefs de varios hoteles, bajo la coordinación de Michael Álvarez; catar los vinos de Hacienda Guadalupe, Baja California, de Daniel y Gaby Sánchez; y propiciar la convivencia entre propietarios.

En una de las mesas contaron una historia significativa, sobre lo sencillo o complicado que puede ser entrar al negocio del hospedaje en México. Isaías Gómez, fundador de este hotel en Taxco, narró en primera persona su experiencia en un negocio que no es núcleo de sus empresas.

Después de comprar la propiedad, hace más de ocho años, ubicada en la cima de una montaña que mira a la ciudad, se dio a la tarea de remodelar y acondicionar lo que era una casa de descanso para volverla hotel.

Los trámites fueron una pesadilla, pues las autoridades municipales se enfocaron en ese entonces a sancionarlo por todo: la instalación de una velaría para proteger del sol la terraza, la colocación de protecciones de vidrio templado frente a los espacios volados y un largo etcétera.

Este empresario no sólo enfrentaba junto a Edelmira el reto de que llegaran los huéspedes a una ciudad deprimida y señalada por la inseguridad; sino que además tenían que lidiar con los inspectores ocupados no en hacer su trabajo, sino en sacarles dinero.

Ya casi a punto de “tirar la toalla”, el gobierno estatal en turno lo ayudó a terminar su proyecto que paulatinamente está viendo un mejor futuro desde hace cuatro o cinco años.

Pero el “gusanito” del turismo es persistente, así es que ahora está por inaugurar su segundo hotel en San Miguel de Allende, que es uno de los destinos más exitosos del país.

Allí la posición de las autoridades estatales y municipales fue diametralmente opuesta, pues según relató le dieron todas las facilidades para ir resolviendo los problemas y concluir un establecimiento que seguirá ampliando la oferta gastronómica y de hospedaje de lujo en esa ciudad.

En unas semanas abrirá en una plaza que está abarrotada los fines de semana y en donde historias como ésta, ayudan a entender por qué San Miguel es una de las ciudades mejor calificadas para hacer turismo a nivel mundial.

 

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