Rodrigo Pérez-Alonso

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Rodrigo Pérez-Alonso

11 May, 2022

Santa Lucía y el juego con fuego

 

Los agentes del caos generalmente tiran la piedra y esconden la mano. En el desconcierto y la confusión, hacen pensar a todos que la crisis fue espontánea y la solución, evidente.

Esto es lo que ha estado sucediendo en los últimos días en la aviación con las “emergencias” en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y el aeropuerto de Santa Lucía: un agente apostó por desestabilizar los planes del gobierno en Santa Lucía para ser rápidamente corregido, pero dañando así su posición estratégica.

El lunes de esta semana, la Secretaría de Gobernación convocó a una reunión con los principales operadores nacionales y autoridades de aviación. Estaban los directores generales y representantes de Volaris, Aeroméxico, Viva Aerobus sentados en la mesa (Aeromar no fue convocada por adeudos), con los funcionarios de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, así como de la Agencia Federal de Aviación Civil.

En la reunión, el secretario y los funcionarios expusieron la necesidad de disminuir la saturación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y mover la aviación de carga y chárters a Santa Lucía. Mientras, el equipo de comunicación tomaba fotos de los asistentes, donde se veían algunas caras largas y otras más relajadas.

Los asistentes de la industria se limitaron a escuchar y seguir atentamente las exposiciones. Algunas aerolíneas, cuya expansión y modelos de negocio no dependen del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, siguieron la misma línea en la reunión de no involucrarse en política.

Otra regañada por el gobierno sólo podía escuchar. La reunión hubiese sido normal salvo algunos detalles: la convocó el más poderoso miembro del gabinete (a instancia del Presidente), demostrando la prioridad que les representa el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, en Santa Lucía.

Estaba en el ambiente la molestia del gobierno por los recientes “episodios” y filtraciones periodísticas de incidentes de aviación (idas al aire), posicionamientos de sindicatos, colegios de pilotos y organismos sindicales internacionales afines.

La narrativa que se empujó fue casi un estado de emergencia, que eventualmente causó la caída del director de Servicios de Navegación Aérea (Seneam).

Y es que, de acuerdo con fuentes del gobierno y de la industria, esa narrativa no fue tan esporádica como pareciera. Dada la politización de Santa Lucía, un personaje de una empresa de la industria empujó la historia y movilizó a los sindicatos, con cartas sincronizadas, para intentar sabotear los planes del gobierno de mover 20% de las operaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México hacia Santa Lucía.

El gobierno cayó en cuenta de esto y no le quedó más que sacrificar al director de Seneam para calmar las aguas, pero luego tuvo que disciplinar.

Y es que al final, la jugada tradicional de crear caos para no perder una posición estratégica en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México acabó saliendo más cara. En un inicio, el subsecretario de Transporte había sugerido un decreto presidencial, ayer desmentido en la mañanera, que ordenaría que 20% de las operaciones del Aeropuerto de la Ciudad de México se movieran a Santa Lucía. Después de la reunión, la Secretaría de Gobernación difundió la noticia de que serían 25% de las operaciones.

De un plumazo, les subieron 5%. La cartera política del gobierno y mano derecha del Presidente los disciplinó.

Al final, habrá que apechugar, aunque el Estado no escuche al mercado.

 

 

 

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