Fausto Barajas

Fausto Barajas

29 Jul, 2014

Industria de autopartes: otro caso de éxito

En la columna que publiqué hace dos semanas titulada “Industria automotriz: un caso de éxito”, analicé la situación actual del segmento de ensamble de automóviles en México, el cual se ubica dentro del top 10 mundial. En aquella ocasión señalé diversos factores que explican el crecimiento y desarrollo del sector, siendo uno de ellos el contar con “una red de proveeduría eficiente”, debido a la integración del sector autopartes con la industria terminal; segmento al que dedicaremos las siguientes líneas.

La industria de autopartes está integrada por empresas que fabrican partes y componentes para las ensambladoras de vehículos; para los mercados de equipo original y para los de repuesto y refacciones. Por su especialización, definida por el desarrollo tecnológico del producto y por su función dentro de la cadena de suministro, las autoparteras se agrupan en tres grupos de proveedores:

De primer nivel (TIER 1): están en la parte alta de la cadena y tienen trato directo con las ensambladoras, les proveen de sistemas complejos terminados y módulos ensamblados listos para su montaje final; son integradoras de sistemas más simples que forman parte de uno más sofisticado.

De segundo nivel (TIER 2): son abastecedores de los Tier 1, fabrican componentes menores y subensambles que después son integrados a sistemas o módulos completos por los Tier 1, como partes forjadas, estampadas, filtros de aire, molduras, juntas, mangueras, entre otros.

De tercer nivel (TIER 3): producen insumos o materiales para proveer a los Tier 2, como pinturas, tornillos, algunos plásticos y textiles, entre otros.

La industria de autopartes en México ha tenido un desarrollo paralelo al del sector ensamblador, el cual ha propiciado que se acorte su cadena de suministros por lo que sus proveedores inmediatos se han establecido cerca de las plantas ensambladoras para acortar tiempos, costos de entrega y de inventarios. Actualmente existen más de mil 200 autoparteras en el país, aunque sólo un puñado de origen mexicano son Tier 1, de las que destacan Nemak, Argomex, San Luis Rassini, Metalsa y Bocar.

Este sector se ha expandido sólidamente: en 2005, el valor de la producción ascendió a 45 mil 287 millones de dólares y en 2013 alcanzó un récord de 76 mil 800 millones, es decir, en nueve años se multiplicó por 1.7 veces, a pesar de la severa crisis por la que atravesó el país durante 2008-2009.

Este dinamismo le ha permitido a México posicionarse como uno de los actores más destacados hasta ocupar la quinta posición en el ranking mundial en cada uno de los siguientes rubros: en la producción de autopartes con un aporte de 5.3%, en el consumo con 4.3%, en las exportaciones  e importaciones con 6.2% y 4.5%, respectivamente.

Este último dato es importante, pues de 60% de su producción, 90% se envía a Estados Unidos. 

De 1996 a 2013 el valor de las importaciones de Estados Unidos se multiplicó casi tres veces al pasar de 21 mil a 60 mil millones de pesos. Las importaciones provenientes de México en 1996 representaban 13.1%, por debajo de las de Canadá y Japón, pero para 2013 luego de multiplicarse por más de seis veces, representaron 29% de las importaciones, colocándose como el principal proveedor de ese país, sitio que ha mantenido desde 2008.

La competitividad del segmento de autopartes se basa en los mismos principios que la industria terminal: bajos costos de operación, ventajas logísticas, mano de obra calificada, innovación y desarrollo tecnológico, y acceso al mercado más importante: Estados Unidos.

Sin embargo, el sector enfrenta retos: tiene una alta concentración exportadora en un solo país, a pesar de que México cuenta con diversos tratados y acuerdos de libre comercio. 

Por otro lado, las empresas autoparteras importan cerca de la mitad de sus insumos y materiales, por lo que existe un amplio potencial para sustituir gradualmente las importaciones por producción nacional.

Esto podría lograrse a través de la implementación de estrategias y políticas coordinadas entre los tres niveles de gobierno y las empresas para incorporar en mayor medida a las pymes en la cadena de suministros, lo cual favorecería el desarrollo de la región donde están instaladas las autoparteras a través de más y mejores empleos, que indudablemente incrementarían el nivel de vida de la población.

 

 

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