Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

20 Sep, 2016

¿Cuándo, la seriedad y el profesionalismo caracterizarán a nuestros políticos?

En Sonora, utilizamos una expresión ante la llegada de un nuevo agricultor el cual, merced a su reciente boda, se hizo de una buena cantidad de hectáreas, maquinaria y equipo agrícola moderno, y del capital requerido para financiar los costos de producción en su nueva actividad productiva.

Dicha expresión, por si usted la desconociere, dice que, con agua, dinero y tractor, cualquier tarugo es agricultor. (El adjetivo utilizado es otro, más sonoro, pero para algunos, ofensivo).

Hoy, aquella frase podríamos aplicarla a legisladores, funcionarios y gobernantes; especialmente a los que ya fuera del sector público, elaboraron la iniciativa de Ley de Ingresos y el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2017. De utilizarla, quedaría así: Con precios altos del petróleo, alta captación fiscal y bajo nivel de endeudamiento, cualquier incapaz y soberbio podría ser considerado un buen legislador, buen funcionario, o buen gobernante.

Sin embargo, en los tiempos que corren, las condiciones son otras: bajos precios del petróleo, caída de la captación y un alto nivel de endeudamiento que, frente a la baja captación de nuestro sistema tributario, nos da una reducida capacidad de endeudamiento.

Es en estas condiciones donde se definirá de qué están hechos nuestros gobernantes, funcionarios y legisladores. Es ahora cuando el ciudadano determinará si nuestros políticos son buenos gobernantes, funcionarios y legisladores o, por el contrario, son enanos —políticamente hablando—, mezquinos y cortoplacistas. También, son propicias para evaluar su capacidad para entender lo que enfrentamos, y darnos cuenta de su sentido de responsabilidad frente a los problemas que arriba señalé.

¿Qué decir de las declaraciones de Barbosa o la amenaza de Zambrano —normalmente prudente y juicioso—, que parecen querer sacar recursos de las piedras, sólo para agradar a las clientelas de su partido, con miras a recuperar unos cuantos votos de los muchos perdidos?

¿Qué decir del jefe de Gobierno de la CDMX y de dos o tres de los suyos, a los que bien se les podría aplicar aquello de que, con agua, dinero y tractor, cualquier tarugo es agricultor? ¿Y qué de otros legisladores y funcionarios del PRI, PAN y PVEM? ¿Y de los que integran el negocio propiedad de López, de Morena?

¿Qué deberían enfrentar nuestras finanzas públicas, para que ese conjunto numeroso de despilfarradores profesionales, gastólatras y presupuestívoros irredentos, entendiere la difícil situación actual? ¿En verdad son ignorantes, o unos demagogos y pícaros que sólo conciben la gobernación mediante el despilfarro de cantidades inagotables de recursos públicos, que nada importaría si vinieren de contratar deuda?

¿Qué hacer para enfrentar sus exigencias, dignas de quienes han perdido toda cordura en materia de finanzas públicas? ¿En verdad piensan hoy, éste y aquél, que a la candidatura presidencial sólo se llega dilapidando recursos que no se tienen? Además, dado el nivel de la deuda pública, ni siquiera mediante este instrumento se podrían obtener.

Por eso le digo, con agua, dinero y tractor, cualquier tarugo es agricultor.

Chulo país éste.

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