Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

29 Oct, 2016

Suiza, tiempo de aprender y emprender

La calle Kramgasse en Berna es en cierto modo una metáfora de Suiza, nadie sospecharía que en dicha calle empedrada cuyo tiempo es marcado desde hace siglos por las manecillas de un gran reloj se transformaría la concepción humana del espacio-tiempo. Hace 111 años de un angosto edificio de departamentos en el número 49 de la calle Kramgasse salía un joven de 26 años que se iba caminando a su trabajo en la oficina de patentes que se encontraba a 30 minutos, tenía que esquivar tranvías y cruzar el entramado de rieles que llegaban a la estación de trenes de Berna, nadie sospechaba que en la cabeza de ese joven los trenes corrían a la velocidad de la luz y las manecillas de los relojes se comportaban de manera extraña y que todos esos experimentos mentales darían por resultado la teoría especial de la relatividad que cambiaría nuestro entendimiento y sacudiría las certezas que había establecido Newton unos siglos antes.

Quise ir al número 49 de Kramgasse para ver el lugar del hito, sin embargo, pasé de largo y no advertí el modesto rectángulo en una puerta en el que se leía Einstein-Haus y que ahora es un museo que abre sus puertas en el horario equivocado para mí, el tiempo no es tan relativo, sospecho que debe ser un museo modesto como lo sugiere su fachada que se pierde entre los cafés y tiendas que dominan la calle, y digo que es una metáfora de Suiza porque la sobriedad es una de los valores que denominan a la sociedad en este país lo que hace difícil que hagan alarde del joven Einstein, además siendo un pueblo tan práctico, habrán juzgado que si tuvieran que poner alguna estatua o placa conmemorativa tendría que haber sido en la sinapsis nerviosa del joven Albert y eso sería poco conveniente, por no decir imposible.

111 años después otro joven de nombre Pablo Rivera Fuentes, mexicano, da clases en la Escuela Federal Politécnica de Zurich (ETH, por sus siglas en alemán) como lo hizo Albert Einstein y utiliza los principios de la física cuántica para desarrollar herramientas químicas que permitan visualizar los procesos biológicos de las células. Pablo Rivera Fuentes estudió química en la UNAM y ha seguido un largo camino académico que atraviesa por el MIT en Estados Unidos y que lo ha llevado a estar a sus 32 años a cargo de un laboratorio de química orgánica en donde supervisa a varios investigadores con doctorado del Departamento de Química y Ciencias Biológicas Aplicadas del ETH. El trabajo del joven Rivera Fuentes es de frontera y busca establecer las bases que un día permitan entender el origen de la formación de proteínas que afectan el funcionamiento de las neuronas y que está vinculado con el alzheimer.

El ETH de Zurich no genera conocimiento únicamente en el campo de la biología, los 29 premios Nobel que han ganado sus investigadores y académicos a lo largo de las últimas décadas así lo demuestran, un día los investigadores del ETH también podrían ganar el Pritzker, máximo premio de la arquitectura, debido a que en uno de sus edificios están aplicando robots e impresoras de 3D que pueden construir una estructura del tamaño de una casa y que van a cambiar la arquitectura. No obstante, el mayor reto que tiene ETH es convertir el conocimiento y la investigación en productos que vean la luz del mercado y para ello tienen el ieLab que motiva a los investigadores del ETH a que hagan emprendimientos e incluso les aporta capital semilla de 150 mil francos suizos, así como espacio de oficina y mentoría para que patenten y desarrollen empresas. Desde 1996, algunos de los emprendimientos han alcanzado valuaciones de 200 o 300 millones de dólares. En Suiza se respira el conocimiento y algunas cosas podríamos aprender en México para impulsar más la investigación científica y transformar la que ya se hace en patentes y empresas exitosas y ojalá que la CNTE deje de ahogar el potencial de muchos niños y niñas Einstein que podrían desperdiciarse gracias a sus bloqueos. Ojalá que el sistema educativo mexicano sepa cómo nutrir y retener dicho talento.

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