Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

27 Mar, 2017

Inevitable, una reforma tributaria

El gran reto de quien gane las elecciones de 2018 será resolver la debilidad de las finanzas públicas del país, presionadas por la caída en los precios y la producción petrolera, y las crecientes demandas de gasto.

La ecuación, como está ahora, es sencillamente insostenible:

El país recauda, vía impuestos, apenas el equivalente al 13.4% del PIB y con ingresos petroleros y otros ingresos se llega a un total de ingresos del 21.4% del PIB.

El problema es que los gastos totales ascienden a 23.8% del PIB, lo cual resulta en un déficit de 2.4% que se tiene que cubrir con deuda y que no representa el boquete total, ya que si se le suma, por ejemplo, la inversión de Pemex, el déficit asciende a poco más del 4% del PIB.

Si la situación se mantiene como está, los requerimientos financieros del sector público, es decir, el dinero que el gobierno necesita para cumplir con sus compromisos totales de gasto, pueden llegar a ser de hasta el equivalente del 128.9% del PIB para el 2030.

Es decir, las finanzas públicas no son sostenibles si las condiciones se mantienen como están ahora.

El próximo gobierno necesita tomar medidas drásticas para evitar que el país se encamine hacia una ruta de endeudamiento, que será insostenible el próximo sexenio.

Si a esta fragilidad en las finanzas públicas se le suman locuras como las que propone Andrés Manuel López Obrador, de extender la cobertura de pensiones, de recibir a todos los alumnos que necesiten entrar a la universidad y elevar el salario de la burocracia, simplemente significa abrir el boquete que ya existe.

Es verdad que el gasto público presenta problemas, pero es más por el desorden con que se ejerce y por el saqueo de que es objeto.

Países similares a México tienen gastos mucho mayores como porcentaje del PIB y el país necesita un mayor gasto público para atender mejor temas como la educación, la salud, la infraestructura y los programas sociales.

El problema es que los ingresos tributarios del país, que deben ser la columna vertebral de los ingresos, en el caso de México son ridículamente bajos, apenas poco más del 13% del PIB, cuando en América Latina el promedio anda por arriba del 20 por ciento.

Es decir, es claro que el país necesita una reforma que eleve paulatinamente los ingresos tributarios a niveles de cuando menos 24 o 25% del PIB.

Si eso no se hace, simplemente el futuro financiero del país es insostenible y el regreso a las crisis económicas similares a las de los setenta y ochenta será inevitable.

Lo ideal sería que quien gane en 2018 tenga el suficiente margen de gobierno para impulsar una reforma tributaria que permita en forma paulatina, en un horizonte de cuatro o cinco años, elevar los ingresos más allá del 20% del PIB.

Esto necesitará que las fuerzas políticas coincidan en la necesidad de una profunda reforma tributaria y que no utilicen los impuestos, como ha sido hasta ahora, para sacar raja política en contra de quien proponga medidas que extiendan el cobro de impuestos, reduzcan la informalidad y permitan encaminar al país a financiar su desarrollo con impuestos, como lo hace la mayoría de las naciones.

Y no hay otro camino.

Hasta el próximo lunes y no deje de seguirme en mi página de FB, Perspectivas de Luis Enrique Mercado.

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