Trump en la indefinición con el TLCAN

No es sencillo entender si detrás de la nueva arremetida de Trump en contra del TLCAN se encuentra una estrategia de negociación o si es una expresión más de lo errático de su administración. Si tomamos en cuenta lo que se dijo en la reunión de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) en Washington habría que ser optimistas. Christine Lagarde, directora gerente del FMI, afirmó que en los diversos contactos que han tenido con la administración Trump tienen buenas razones para creer que van a hacer progresos con el fin de mejorar la cooperación y el comercio global.

Como ha venido ocurriendo desde hace algún tiempo la agenda de la administración Trump se divide en dos vías: funcionarios racionales y capaces como el secretario del Tesoro, de Comercio, de Estado y de Seguridad, entre otros,  y las declaraciones extremas del propio Donald Trump y un ala mucho más errática que antes se le atribuía a su asesor Steve Bannon.

En cuanto a la postura de Trump en el TLCAN a veces parecería que la renegociación transitará por una visión estratégica definida por Wilbur Ross, secretario de Comercio y otras parece que obedecerá a las posturas erráticas del Presidente, y otras más parece que el propio Ross le sigue el juego a su jefe. Un ejemplo de ello se dio en la firma de la orden ejecutiva para frenar la entrada del acero chino, en dicho evento no estaba contemplado que Trump hiciera una mención con respecto al TLCAN, sin embargo, como estaba muy reciente el diálogo que tuvo con productores de lácteos de Wisconsin, Trump volvió despotricar en contra de Canadá y el Acuerdo. Justin Trudeau contestó a las acusaciones de Trump al afirmar que Estados Unidos tiene superávit comercial en lácteos con Canadá por un monto de 400 millones de dólares. La postura de Trump no se sostiene racionalmente aunque obvio generó preocupación entre los canadienses.  

Otro aspecto es que, aunque Trump tiene prisa para negociar, no podrá comenzar el proceso, sino hasta el tercer trimestre de este año. Al respecto platiqué con el economista en jefe de Scotiabank a escala mundial Jean François Perrault y me dijo que entre más tarde en comenzar la renegociación mejor para la permanencia del TLCAN en sus términos actuales. El retraso viene de que antes de que comience el periodo de revisión con la Cámara de Representantes el senado tiene que ratificar a Robert Lighthizer como el encargado del Consejo de Comercio Internacional. Perrault además considera que Trump no tiene todos los votos republicanos en el Senado con respecto al impuesto fronterizo conocido como BAT, por sus siglas en inglés y como ya quedó establecido con el Obamacare no están dispuestos a aprobar en automático las propuestas de Trump.

En cuanto a México ese escenario tiene un arista positiva, una negativa y otra de riesgo. La positiva es que siguen fluyendo las exportaciones y las cosas mantienen la misma tendencia con la posibilidad de que, incluso, se acelere la economía de la Unión Americana. La negativa es que las nuevas inversiones seguirán aletargadas a la espera de tener definiciones y claridad. El riesgo es que a mayor tardanza en la renegociación menos margen de maniobra para el equipo mexicano considerando que las dinámicas de la elección presidencial de 2018 lo comenzarán a contaminar todo.

Una buena señal de parte de México es el acercamiento del secretario de Economía Ildefonso Guajardo con Greg Abbott, gobernador de Texas. Además de apostar a la racionalidad del TLCAN y destacar los beneficios mutuos y México tiene que apalancar su postura con sus aliados naturales en la Unión Americana que son, principalmente, Texas y California y varios distritos de los 13 estados que tienen superávit comercial con nuestro país. Dudo mucho que en dos semanas Trump pueda definir su propuesta con respecto al TLCAN, y aunque la defina, será una declaración de principios más que puntos específicos a negociar. Habrá que esperar sentados.